Tanto jugador como técnico, Mario Vanemerak, se destacó siempre. Reconocido por su sentimiento de pertenencia y honestidad relata como en tan sólo tres años se enamoró de Millonarios, tanto, que se erradicó en Bogotá. Años después, recogió un equipo de las cenizas y le devolvió la ilusión a la hinchada embajadora llevando al equipo a semifinales de la Copa Sudamericana. Bicampeón con Millonarios (1987 y 1988), Vanemerak es uno de los referentes históricos del club.
¿Cómo llega al fútbol?
De chico empecé, a los ocho años en Firmá, una provincia de Santa Fe, a 500km de Buenos Aires, de donde soy, en el Club Argentinos de Firmá. A los catorce me fui a probar a Vélez, a la inferior y tuve la suerte de quedar y, en el año 80, empecé a jugar en sexta división hasta que en el año 81 debutó Juan Carlos Lorenzo, quien me pone a debutar en primera división.
¿Siempre fue un volante mixto?
Yo en Millonarios jugaba con la 5, pero jugaba como 8, como volante de ida y vuelta, siempre jugué en esa posición. Inicialmente, mi posición fue de 8, pero después con el transcurrir de los años, cuando uno ya está terminando su carrera, dado a que no se tiene la misma dinámica, empecé a jugar de cinco.
¿Recuerda cómo fue su traspaso a Millonarios?
Yo primero iba a venir en el año 85 para el América, a mí me había ido a ver el Tucho Ortiz en un entrenamiento, anduve bien, jugué de ocho y en el partido siguiente no jugué de ocho, sino de cinco y al Tucho no le gustó y paso en el informe que no. Después, en el año 87, aparecen Junior, Santa Fe y nuevamente América, pero cuando yo tenía todo arreglado con Santa Fe, apareció Millonarios y me compró directamente, don Guillermo Gómez me compró en 480.000 dólares y ahí paso a ser jugador de Millonarios.
¿Cómo fue su debut?
Yo llegué un jueves a Bogotá, en junio del 87, y viajamos el viernes para Manizales a jugar contra el Once Caldas, jugábamos el día domingo y me acuerdo que fui suplente y remplacé a Carlos Mesa, ganamos uno a cero. El siguiente partido, el miércoles, jugábamos contra Junior acá y ahí debuté oficialmente como titular, ganamos dos a uno y ese fue mi debut en Millonarios, hasta el año 89 cuando me voy.
¿Cuáles son los mejores recuerdos del título del 87?
Millonarios llevaba nueve años sin salir campeón, el objetivo de don Guillermo Gómez, cuando me fue a contratar, era venir a ser campeón, cortar la racha que tenía América. El recuerdo fue que ese año Millonarios ganó los tres torneos, porque antes era por bonificación, el primer torneo logramos un punto, el segundo un punto y el octogonal lo ganamos cómodos, es decir, que ganamos tres torneos, pero valía solamente el de diciembre, que era la estrella, y afortunadamente pudimos ser campeones. Fue algo para mí inolvidable porque ahí fue donde me di cuenta que estaba en el equipo más grande de Colombia, por la hinchada que era impresionante, la ciudad y en todo el país el festejo de los hinchas después de nueve años sin títulos.
Y el mejor recuerdo del 88, ¿su gol en Barranquilla?
Si claro, dado que hice el gol, pero más que nada por lo que significó el título, nosotros habíamos empatado con Nacional en todo sentido, el primer torneo lo había ganado Nacional, el segundo nosotros, entramos los dos con 1.75 de bonificación. Ganábamos los mismos partidos, lo único era que nosotros llegábamos a la final con seis goles de diferencia a favor, porque antes se definía por goles. No arrancamos bien en Barranquilla, perdiendo uno a cero y Santa Fe perdía uno a cero, es decir que teníamos que buscar doble resultado. Yo empaté en Barranquilla, después ‘Checho’ Angulo empató en Bogotá, y con el empate éramos campeones, por la diferencia de goles, y bueno nosotros tuvimos que esperar dos/tres minutos porque arranco antes el partido y bueno, Nacional le peleo a Santa Fe, que afortunadamente aguanto el empate y pudimos ser campeones. No es tanto el gol, sino lo que significó el título, porque nuevamente salimos campeones con el equipazo que teníamos.
Y luego, llega la eliminación de Libertadores del 89…
Nosotros fuimos a la copa del 88 con mucha ilusión y para nosotros fue un fracaso porque quedamos eliminados en la primera fase, entonces nuestro objetivo al año siguiente era ser campeones en el 88 para ir con toda en el 89, porque nos propusimos ser campeones de la Copa Libertadores. En la primera fase nos tocó contra Nacional, Emelec y Quito; les ganamos a todos, después eliminamos a Bolívar de La Paz y nos teníamos que encontrar con Nacional, que había eliminado a Racing, y sabíamos que era nuestro partido, perdimos en Medellín uno a cero, gol del Palomo, y acá teníamos que ganar dos a cero para pasar directo o sino uno a cero, para penales. Íbamos ganado uno a cero a los 20 minutos, el primer tiempo era para ganar dos, tres a cero, a los 20 minutos del segundo tiempo, Arnoldo Iguarán le hace el ocho a Higuita, se la toca por un lado y va por el otro, Higuita coge por las piernas a Arnoldo y es penal.
Al árbitro se le cae el silbato, pensamos que se le había caído, pero no. Lo escupió y cuando levanta el silbato, en vez que dar penal, da saque de meta y ahí se armó una gresca tenaz, donde ahí nos metieron la mano, porque el campeón de la copa era Millonarios, de eso no me queda ninguna duda y bueno, Nacional fue campeón por esa trampa que hicieron, eso nos dolió mucho porque nosotros nos preparamos para ganar la copa y sabíamos que éramos los vencedores, entonces ese es quizás el dolor que siempre sentimos.
En un momento donde el narcotráfico estaba tan metido en el futbol, y había jugadores de gran talla mundial, ¿cuál era la clave para sobresalir y ser campeones?
El futbol estaba manejado por el narcotráfico, todos los equipos, cada uno tenía su dueño y sabíamos quién era, pero nosotros competíamos porque queríamos ganar, y la clave era el buen grupo de jugadores que teníamos. Siempre Millonarios tuvo jugadores de jerarquía y dirigentes que cumplían. A nosotros solamente nos pagaban por ser campeones, si éramos segundos no cobrábamos, ese era nuestro objetivo, nosotros no cobrábamos premios por ser segundos o por entrar al octogonal, nosotros apostábamos todo por ser campeones, si no se era campeón no queríamos plata, pero si éramos campeones nos llevábamos todo, pero esa era la mentalidad y a los dirigentes les gustaba porque apostábamos todo a ganar, obviamente no dependíamos de las taquillas, pues había mucha plata, pero Millonarios llenaba todos los partidos. Todos sabíamos que nuestro objetivo era ganar por la historia que tiene Millonarios, porque acá en Colombia jugó el más grande de la historia que fue Alfredo Di Stefano y pasaron Pedernera, Rossi, Amadeo, un montón de jugadores, yo cuando llegué a Millonarios lo primero que hice fue pedir la historia de Millonarios y ahí me di cuenta donde estaba, entonces supe toda la carrera, supe quien fue Alfonso Senior.
Luego usted regresa al club como técnico, ¿cómo hizo para, en tan poco tiempo, cambiar el equipo del cielo a la tierra?
Porque conozco al club, la historia que les conté se las narré a los jugadores. Yo vengo a Millonarios no por la capacidad de entrenador que era, sino por lo que yo le di a Millonarios como jugador, y cuando llegué al equipo, que era un equipo golpeado, le dije a los jugadores donde estaban jugando y como había que jugar y la mentalidad que había que tener y creo que los jugadores entendieron, porque yo agarré un lunes al equipo y el miércoles jugué contra Nacional, y le gané 3 a 2 y despegué un baile infernal, los motive y les dije dónde estaban jugando, como había que jugar estos partidos contra Nacional. Yo sólo quería prestigio, orgullo y dignidad, y el mensaje les llego porque no creo que en dos días uno sea un mago, simplemente ellos reflexionaron y se dieron cuenta de donde estaban jugando, ya que cuando estas en Millonarios hay muchos que no se dan cuenta de donde están y cuando se van, quieren volver, y ya no pueden.
Luego vienen los partidos contra Sao Pablo, ¿es verdad que usted le dijo a Zapata que no pasara de la mitad del campo?
Sí, porque ya Alex Díaz se estaba acalambrado y yo veía que por ahí me estaban atacando, entonces puse a Lucho y le dije que no pasara de mitad de cancha, que si yo veía que pasaba de mitad de cancha lo mataba (risas), y bueno, anticipó, se la dio a Ciciliano, que era un jugador muy claro, y picó en diagonal, condujo la pelota y definió a lo crack. Hizo el gol que para Millonarios, y para el FPC, fue histórico; ganar por primera vez en Brasil. Millonarios fue la locura, volvió ser el equipo que era a nivel internacional, y eso era lo que yo quería siempre para Millonarios.
Y que le dijo Zapata después del partido…
Se terminó el partido, festejamos todos, pero me acuerdo que cuando iba para el bus, caminando por el pasillo, me llamó y me dijo “profe Mario, quería darle las gracias” y yo le dije: “como me vas a dar las gracias, gracias a vos” (risas). Porque esa era la humildad, yo a los jugadores los presionaba y los apretaba mucho, pero yo era amigo de los jugadores y ellos me querían, y esa era la gran diferencia.
Y el partido de vuelta, ¿su mejor partido como entrenador?
Sí, el partido de vuelta fue impresionante. Yo creo que también ganó la motivación, la cabeza. Millonarios, en ese momento, le podía ganar a cualquiera en el mundo y reventó el estadio, donde Ciciliano tuvo una noche extraordinaria, en la cual hace dos goles; el equipo jugó espectacular, hicimos jugadas de pelota quieta que los brasileros se comieron todas, los presionamos. Yo creo que el partido frente a Nacional, en Medellín, y el de Sao Pablo fueron mis mejores presentaciones, pero el de Sao Pablo fue impresionante, porque ese día los metimos en un arco, debimos haber quedado 4-0; pero ese es mérito de los jugadores y también de la hinchada, porque esta respondió.
¿Tenía alguna cábala?
Como jugador, siempre jugaba con la camiseta por fuera, esa era mi cábala y entraba siempre de último o me afeitaba siempre el mismo día del partido, siempre comía lo mismo, hacía lo mismo, el horario, todo, como que si no hacía eso pensaba que me iba a ir mal. Y como entrenador también, si no me ponía la misma ropa o no hacía lo mismo me iba a ir mal. Como me fue bien el primer día entonces, como soy de esas personas cabaleras, hice siempre lo mismo.
¿Cuál fue el mejor amigo que le dejó Millonarios?
Tengo muchos, pero sin ninguna duda, en ese entonces, mi mejor amigo era Eduardo Pimentel, porque nos cambiábamos juntos, él jugaba con el cuatro, yo con el cinco. Pero el día de hoy tengo muchos amigos por ejemplo: Prince, Gamero, Cerveleón, El Pájaro, Juan Carlos Díaz, Rubén Darío, La Gambeta, Huguito Galeano, Mico García, Gutiérrez de Piñeres. A pesar que cada uno anda por su lado, quedó una amistad que nunca se va a olvidar aunque por la distancia o porque están dirigiendo no nos podemos juntar, porque no estamos todos en Bogotá, era un grupo muy bueno y hoy por hoy nos encontramos y hablamos de las anécdotas, hablamos de lo que vivimos, lo que dejamos.
¿Qué se siente ser tan querido por la hinchada, en especial por esas personas que no lo vieron jugar?
La mayoría de jóvenes me quiere porque el papá, el abuelo, el tío, contaron la época de ese Millonarios que era difícil que perdiera y era invencible, pero bueno, el recuerdo está, la historia. A mí me pone contento que los pelados me quieran porque no me vieron jugar, simplemente por videos, que no son tan buenos, o porque la familia les cuenta, entonces eso quiere decir que nosotros hicimos historia. Yo le demostré siempre a Millonarios cuando llegué amor, cariño y entrega; porque pude jugar mal, pero siempre me entregué con el equipo y a medida que pasaron los años, el sentido de pertenencia, es algo que no se compra a la vuelta de la esquina.
Un mensaje para los hinchas en estos 70 años…
Yo les deseo lo mejor, porque para mí Millonarios ha sido gran parte de mi vida, amo a Millonarios, amo a Bogotá. Nosotros lo jugadores pasamos, los entrenadores, los dirigentes pasan, pero el que sufre es el hincha y hoy el hincha de Millonarios está dolido, esta triste porque no se le dio lo que quería, que era ser campeón, a mí me duele que en estos 70 años no se pueda lograr un festejo como queríamos, cumplir los 70 años siendo campeón. Solamente agradecimientos por todo el cariño que me han brindado y yo también a ellos por todo lo que yo les he dado, pues hay una afinidad muy grande, a pesar de que yo soy muy fuerte con Millonarios, porque muchos me dicen que yo soy mala leche, yo sólo quiero que Millonarios gane, que sea campeón. 70 años del más grande, pero quereamos ser más grandes todavía.