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Foto del escritorAzul Total

El Campín es una bomba de tiempo



No habían pasado los primeros 5 minutos del primer tiempo, cuando desde la tribuna empezaron a escucharse murmullos de desaprobación. Millonarios está divorciado de sus hinchas, y en el Campín se percibe un ambiente más tenso que de costumbre.

La última vez que la hinchada estuvo así de distanciada del equipo fue el año pasado, cuando el juego frente a Bucaramanga fue suspendido debido a que un grupo de hinchas saltó a la cancha e intentó agredir a algunos jugadores. Menos mal que a Rubén Israel lo sacaron rápido, porque iban por él.

En el fútbol, las vías de hecho no sirven de nada. Lo preocupante es que hay un sector de la hinchada "embajadora" al que esto poco le importa y, si no fuera porque Millonarios ganó el partido agónicamente, los ánimos hubieran terminado mucho más calientes.

La pólvora del domingo en el Campín no fue para que se viera más bonita la tribuna, ni para enviarle a los jugadores un mensaje de aprobación por su buen juego. Fue, por el contrario, un llamado alarmante. La pólvora en manos de personas que estaban cantando amenazas de muerte no es un juego.

Es entendible, de cierta manera, que ante la impotencia del hincha los únicos recursos sean el insulto y la amenaza. La pregunta es: ¿servirá esto para que el equipo juegue mejor y gane?. Eso es lo que, al final, importa.

Lo cierto es que, a esta altura del campeonato, Millonarios está dentro del grupo de clasificados y, frente al torneo anterior, cuenta con dos puntos más. A Russo sólo lo salvan los números (para nada brillantes), y las individualidades esporádicas de uno o dos jugadores.

Ya está claro que Russo no es mago, y que depende de que David Silva filtre un buen pase una vez cada 8 meses, de que Vikonis no regale goles y de que Mosquera se inspire. Esto es lo que hay, tristemente.

Posdata:

Ayer, Maxi Núñez y David Silva salieron aplaudidos por varios centenares de hinchas. Así de mal estamos.

Sebastián Silva C.


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