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El vino añejo de Millonarios se llama Mackalister Silva



David Mackalister Silva llegó a los 57 goles con Millonarios, tras marcar el segundo gol en la victoria 3-0 del conjunto azul ante Envigado en el estadio Nemesio Camacho El Campín y llegó a los 24 goles en la era de Alberto Gamero.


Dicen que el vino, entre más añejo, mejor sabe y ayer el bogotano, con madurez, inteligencia y calidad, reafirmó porque es un referente e ídolo del club. En rueda de prensa, dio unas declaraciones donde sabía que no estaba en su mejor momento, pero entendiendo que por encima de todo está el club y lo bueno que es volver marcando junto con una asistencia.


No es fácil para ningún jugador venir de la banca, más cuando en la espalda carga un poco más de 400 partidos en el club de sus amores, estando a solo unos cuantos partidos de llegar al top 3 de jugadores con más partidos jugados en la historia de Millonarios, conformado por Bonner Mosquera, Francisco "El Cobo" Zuluaga y Rafael Robayo.


El #14 estaba como la hinchada de Millonarios, en todos lados. A pesar de su edad, no se ahorró una gota de sudor y le daba al equipo ritmo, posesión, dominio y, junto a Juan José Ramírez como socio, encontró una colectividad muy ofensiva para el equipo, mostrando al Mackalister que destila magia, embellece el fútbol y llena de alegría a millones. 


En una gran jugada, esas de laboratorio y que tienen los cracks en la cabeza, en un triángulo perfecto con Ramírez y con la tranquilidad de un mago para hacer un truco, asistió a Mantilla para el primero de la noche; desahogo con grito de gol para los hinchas, tranquilidad para el capitán.


Sin conformarse por su gran actuación en el primer tiempo, arrancó la parte complementaria con deseos de más, con esa ambición que lo ha llevado a conseguir 5 títulos con el club. Antes de marcar, el palo le negaría un nuevo gol, sin embargo, no se rindió y la alegría llegaría.


Nuevamente, al tener la sociedad de Ramírez y la gran visión de Córdoba levantando la cabeza, en un centro que pareciera hubiese sido con la mano, llegaría el segundo de la noche del pie de Silva.


Mackalister cuando marca, creíamos que explotaría de felicidad, pero todo lo contrario, y su reacción fue un gesto de paz, desahogo y mucha tranquilidad para él. Tras presentaciones bastante flojas y más siendo un referente al que más se le pide, Silva tuvo una noche redonda y su felicidad se vio reflejada en la cancha y, al final, en el resultado.


Los líderes siempre serán el primer objetivo cuando las cosas no salen bien; en esos momentos cuando todo parece oscuro y nada tiene claridad, Silva siempre estuvo al frente, dando la cara y en muchas ocasiones cobijando al grupo en medio de tantas frustraciones. Ese capitán y esas acciones son las que enmarcan lo que es ser un líder positivo en la cancha de fútbol y en la mente.

 

Necesitamos al Mackalister de anoche en todos los partidos que se vienen, explosivo, dinámico, con sed de victoria y hambre de títulos, dos que nos estamos jugando en los próximos tres meses y dos que lo llevarán a ser el jugador con más títulos del equipo de este siglo.


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