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Foto del escritorSebastian Cote

Llegó el momento de Edgar Guerra, la apuesta de Millonarios para 2023



Desde que Alberto Gamero llegó a Millonarios, la cantera del equipo compró su espacio en la banda derecha. Una apuesta que viene desde la dirigencia, que ven en sus fuerzas básicas parte del financiamiento del club. Pero, además, representa la idea de un técnico que ve, en ese encarador, una de sus variantes ofensivas más determinantes.


Este año es el momento de Edgar Guerra, el extremo de 21 años, a quien hace unos meses le buscaron un espacio como defensa lateral y quien este 2023 se perfila para carretear la banda derecha. No solo casi debuta con gol ante Pereira, el fin de semana pasado, en los juegos amistosos se apropió de la posición y, con personalidad en las piernas, quiso imponer su condición de titular, incluso ante el Hertha Berlín.


Para nadie es un secreto que Millonarios quiere seguir vendiendo jugadores como Emerson Rodríguez y Andrés Gómez, cuyas partidas le trajeron al club dividendos en millones de dólares. Con cada venta, Gamero le da rodaje a quien, en su concepto, puede ser el nuevo jugador en la vitrina nacional e internacional. Sin embargo, y que quede claro, no le da minutos a quien no se lo merezca.


Las apariciones excepcionales de Rodríguez y Gómez tenían en la sombra el trabajo de un Edgar Guerra que, quizás, pudo salir en búsqueda de minutos, como es el caso de Jorge Rengifo. No obstante, y aprovechando su juventud, se quedó esperando un espacio. Eso sí, la titularidad por ahora es de Yuber Quiñónez, quien parecer ser un consentido de Gamero, a pesar de que aún no entra en el juego albiazul.


Yo le pongo la responsabilidad a Guerra, porque veo un jugador mucho más maduro que Quiñonez e incluso que Óscar Cortés, quien está en fase final de Sudamericano con la Selección Colombia Sub-20. La diferencia está en la toma de decisiones. Cuando encarar. Cuando pausar. Cuando picar con potencia. Cuando rematar al arco y la forma de hacerlo. Guerra cada vez toma mejores decisiones y esa es la diferencia entre un jugador profesional y un amateur.


Gamero, que es justo, le dará los minutos que se gane. Aunque tiene en contra un nuevo módulo, con tres volantes centrales, fácilmente puede marcar diferencia al proponer un juego más vertiginoso y punzante de cara al arco rival, como el fin de semana pasado. Y es ese tipo de jugador que gusta en Millonarios. Anima la tribuna. Da espectáculo. Ojalá afine puntería y crezca con la competencia, así rodea la madurez de su juego con la chance de ser el jugador que exige el fútbol internacional.


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