Los genios son así. De subidas y bajas, pero siempre con una carta secreta para generar admiración en propios y contrarios. David Mackalister Silva, ante Nacional, tuvo una exhibición de fútbol, a pesar de un difícil comienzo, consecuencia de la velocidad del juego en el mediocampo del equipo rival.
El socio de todos. En el primer tiempo, cuando el equipo jugó con extremos netos (Jader Valencia y Jhon Córdoba), Mackalister buscó, en varias oportunidades, filtrar balones a la espalda de los laterales verdes. Luego de la anotación de Marino Hinestroza, que significó el empate parcial, el capitán, al igual que el resto del equipo, entró en un bache.
Tras el descanso y con el cambio de esquema a uno con dos delanteros, Macka volvió a encontrar su fútbol -para fortuna de Millonarios-. No solo fue el socio de todos en ataque, sino que estuvo comprometido en marca y atento ante los constantes intentos de contraataque de Nacional.
El premio a la constancia -y en especial a la magia- llegó al 83. Centro de Daniel Cataño desde occidental y el #14, con complicidad de Felipe Aguirre y David Ospina, cabeceó en el segundo palo para poner el 2-1 final. Victoria que, además de llenar de confianza al equipo, significa un paso gigante hacia la clasificación a la final.
Al final, las genialidades y la magia de un jugador como David Mackalister Silva prevalecen. Que viva el fútbol, Macka. Que viva por mucho más tiempo.
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