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Millonarios, entre la rebeldía y el espanto


El equipo dirigido por David González mostró dos caras totalmente opuestas en su encuentro ante Once Caldas. Entre la rebeldía y el espanto es un buen título para resumir la obra. El conjunto azul firmó un primer tiempo tétrico en todos los sentidos: táctico, estratégico, individual, colectivo y anímico. El déficit excedió claramente al factor geográfico y a los recursos del 'blanco blanco'. En el complemento se recuperó plenamente en casi todos los aspectos del juego y hasta pudo ganarlo de no ser nuevamente por la mala definición.


Convertirse en una metáfora de Doctor Jekyll y Mister Hyde puede ser fatal en un torneo y más en esta instancia de los cuadrangulares semifinales. Algunos futbolistas están en alza y le empiezan a dar profundidad al plantel. Lo de otros es simplemente insostenible, por falta de jerarquía o por función.


Mi sensación inmediata post partido se cristalizó cuando vi el cotejo por segunda vez en un ejercicio habitual para profundizar el análisis. En un primer momento, no podía creer que se pasara de esa manera del desastre a lo esperanzador. El contraste fue irreal. Los invito a realizar esa tarea de revivir un encuentro sin estar atravesado por la incertidumbre de lo que va a suceder. Pocas veces observé una montaña rusa futbolera tan pronunciada.


Millonarios dibujó un primer tiempo nefasto en toda la acuarela de sentidos de este precioso deporte de la redonda. Se fugó con un 0-2 que, claramente, pudo haber sido peor. En el complemento, resucitó a pleno. El entrenador corrigió, los que ingresaron demostraron empatía para dialogar en el mismo lenguaje futbolero que necesitamos ver tanto de Daniel Ruiz como de Cataño y la estructura se vio revitalizada en identidad, en carácter y en dinámica. La ambición no solo fue una necesidad que patoteaba el resultado, sino una sinergia entre ese contexto y la personalidad de los encargados de revertirlo.


En la noche del miércoles, este plantel asustó y sedujo. Considero que se venía registrando una mejoría (nada para enamorarse) en el cierre del todos contra todos y que es importantísimo que algunos jugadores que no están para ser titulares, caso Nicolás Giraldo, sí puedan ofrecer un encuentro en buena forma y mostrar que está para ser un recambio en el grupo. Eso le da profundidad a un plantel erosionado por las lesiones.


Creo que González está a dos o tres movimientos, entre nombres y funciones, con el regreso de algunos o no a la convocatoria, de encontrar para el lunes un equipo que nos pueda dar más sonrisas que disgustos. Ojalá, ante Atlético Nacional en el Atanasio, terminemos la obra con aplausos. 

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