Un atardecer azul en los llanos orientales, acompañado de goles, buen fútbol y un marco completamente embajador, sirvió como fuente de inspiración para el nuevo renacer de nuestro amado Millonarios, quien parece ser un equipo al que la ciudad de Villavicencio le sienta muy bien.
Semana larga, llena de dudas, ratos amargos, más incertidumbres que respuestas, creando posibles hipótesis de por qué el rendimiento del equipo, pero sobre todo donde el partido que jugaríamos frente a Patriotas podría cambiar el rumbo tanto en lo deportivo como en lo anímico.
Un partido de 10 puntos desde donde se mire, el regreso del 10 Daniel Cataño, un equipo jugando en todas sus líneas con el mayor nivel, una victoria que nos permite sumar tres puntos y así subir en la tabla a la décima posición con 10 unidades.
Otro ritmo, a otros compas, pisando fuerte y marcando el paso, tal como el Joropo, música oriunda de los llanos, Millonarios consiguió una importante victoria ante un rival necesitado, que viene jugando bien, más allá de que los resultados no lo acompañan, para no demeritar la gran creación y actitud del equipo azul.
Bajas obligatorias, caras viejas con nuevas apariciones tras largas sequias de minutos por lesiones, pero sin duda el regreso de un amuleto, el regreso de alguien que se mete, compromete y cree en su apodo, Jader Valencia, más allá de marcar el primer gol y de ser titular, fue el plus en la cancha para que llegara la primera anotación de Falcao y para el extraordinario nivel en el regreso de Cataño.
Es curioso que en este partido se repitan panoramas que ya habíamos visto en estos casi cinco años de proceso bajo el mando del profesor Alberto Gamero. Jader anota nuevamente en partidos claves, reparando y siendo curita para el corazón entre la hinchada y el técnico samario.
Por otro lado, se repite una victoria por tres goles en suelo llanero, la primera fue en 2003 vs Centauros por Copa Colombia, el mismo torneo donde enfrentando a Llaneros en 2019 en el mismo escenario con marcador 1-2 a favor del equipo azul, me surge una pregunta.
¿Será los llanos orientales la plaza qué necesitamos para afrontar al Bucaramanga por Copa Colombia?
Yo pienso que sí, Millonarios fue local en un ambiente espectacular desde el viernes la ciudad se dispuso a recibir a cientos de hinchas, una oportunidad para acercar a todos esos embajadores regados por todo el país y, sobre todo, un marco que necesitamos para afrontar la ida por los octavos de final ante un equipo que viene de ser campeón y querrá recomponer su camino tras el título obtenido.
Futbolísticamente, creo que Millonarios fue muy superior al rival y generó una buena cantidad de opciones, sin contar el penal descarado que el VAR no le pita al conjunto azul tras una sujeción contra Danovis Banguero en el primer tiempo.
Un equipo más compacto, un ritmo de juego mucho más ofensivo sin perder marcas, sociedades que cada vez muestran mayor volumen de ataque en el arco rival, como Leo Castro y Jhon Emerson Córdoba, mostraron un Millonarios diferente, el mismo que el hincha es el que espera ver en todas las canchas.
Un once titular que presione, marque, corrija rápido, tenga posesión acompañada de goles y llegadas al arco, manteniendo el arco en cero y sin comprometer fecha a fecha su posición en la tabla, buscando la estrella de Navidad y la clasificación a torneo internacional.
Evidente quienes han mostrado merecer ser titulares, una alerta para otros que esperan su oportunidad viniendo del banco y un equipo que esperamos tome el camino de la victoria en lo que resta del torneo para clasificar sin complicaciones a los cuadrangulares, logrando llegar a jugar las dos finales que disputamos y donde solo sirve ser campeón.
Una nueva estrella y poder gritar “somos campeones”, podría ser ese alivio en el corazón, esa medicina para los males, esa musa de inspiración para este proceso, para esta gigantesca hinchada y para este club que merece estar en lo más alto, recuperando así su título de ser él más veces campeón.
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