En un horario poco favorable, entre semana y con más incertidumbre que certeza, la hinchada, que siempre responde, volvió a ver a Millonarios fracasar en una Copa Libertadores (posibilidades matemáticas hay aunque no depende de sí mismo, pero fútbol y mentalidad muy poco), y aunque esto es culpa todos menos de la hinchada, parece que los únicos que los sufrimos somos nosotros.
Empecemos desde arriba, los dirigentes: Las cabezas de esta institución han demostrado a lo largo de estos años que tienen poca visión deportiva, sobre todo cuando de jugar torneos internacionales se trata. Desde junio del 2023 se supo que Millonarios iba a ir a la Libertadores y, contrario a lo que esperábamos, el tiempo pasó y nunca se supo cuál era el plan para asumir esta responsabilidad, nunca se reforzó al equipo acorde a eso y nunca se prepararon para dar un paso más allá. Dejaron ir la oportunidad de hacer crecer mucho más el proyecto y estancaron un proceso que estaba dando frutos y venía engranándose bien.
El cuerpo técnico: Gamero, que en últimas termina siendo el más sacrificado, también tiene una cuota de responsabilidad en esto. ¿Siempre estuvo conforme con el equipo que le armaron? ¿De verdad cree en la nómina que tiene? ¿Los jugadores le responden en el trabajo semanal? Porque improvisar posiciones y meter al minuto 80’ a dos ‘pelados’ que, uno no ha demostrado diferencia en situaciones pasadas y otro estaba debutando como profesional, a que le solucionaran un partido determinante, parece más una decisión desesperada que un buen manejo de la nómina y confianza en lo que los jugadores pueden ofrecer.
Los jugadores: Parece que a los jugadores no los moviera ni siquiera los premios económicos que se dan por partido ganado en los torneos internacionales. La falta de experiencia y los malos momentos son cosas normales en el fútbol y se pueden trabajar, pero qué pasa con la actitud, con la sed de victoria, con la gallardía y la mentalidad. A ninguno se le pide que sea hincha y ame esta camiseta, pero sí que la respeten y estén a la altura del escudo que defienden. Pareciera que muchos de ellos se conforman con muy poco, y probablemente no sea del todo su culpa, pues si desde arriba no existe esa visión deportiva y hambre de gloria, muy difícilmente existirá de ahí para abajo.
Si los dirigentes, cuerpo técnico y jugadores no se dan cuenta que esto necesita inversión, criterio y jerarquía, nada va a cambiar.
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