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Un empate agridulce: Seguimos vivos, pero cómo nos cuesta definir


Partido no apto para cardiacos fue el que vivimos en el Estadio Nemesio Camacho El Campín; goles, desespero, aliento, pero sobre todo buen fútbol por parte de dos equipos que luchan por llegar a una nueva final.


Fueron 31.203 los hinchas que llegaron al ‘coloso’ de la 57 a presenciar un empate que dejó a Millonarios como líder, a la espera del encuentro entre rojos y verdes, a diferencia de Once Caldas, que solo un milagro podría esperar para poder meterse en la gran fiesta.


Pitazo inicial por parte de Jairo Mayorga y empezaba el partido con un Millonarios que, con un pase filtrado y la habilidad de Helibelton Palacios para llegar a los espacios que deja el rival, llegaría a la primera opción a los 20 segundos de juego, enviando un centro por la banda derecha y ante un arquero que ya estaba jugado, no hubo un receptor y se pierde la oportunidad.


Al minuto 7, tras una llegada en el arco rival y un mal control por parte de Marimón, Once Caldas suma hombres en ataque y, en un balón dividido, Victoria permite el contragolpe por parte del equipo ‘blanco’ y, tras una secuencia de pases, Michael Barrios saca un fuerte derechazo y la manda a guardar al palo derecho de Iván Arboleda.


Jhon Emerson Córdoba tuvo dos opciones al 15' y 19', donde ganó por posición y ubicación; sin embargo, buscó más la falta que el arco rival y, ante un marco que pedía goles, ambas opciones se perdieron y el desespero se adueñaba de las tribunas del Campín.


El equipo ‘blanco’ encontró grandes espacios en la mitad del campo azul y, tras una jugada donde la recepción del balón era rápida y débil en marca, abrió la cancha, arrastró la cobertura de Victoria nuevamente y, al minuto 25, Alejandro García sacaría un cañonazo imposible al mismo palo derecho del guardameta ‘embajador’ y pondría el 0-2.


Silencio absoluto en el estadio porque ni el más pesimista imaginó un partido así y, con un marcador en contra y alejando la ilusión de una nueva final, Nicolás Arévalo, en un acto de rebeldía e intentando sacudir a sus compañeros, sacaría un potente remate de media distancia y le daría un nuevo tiro de esquina a Millonarios en el minuto 30 de juego.


En una disputa de balón y tras un choque normal ante Cataño, Mateo García pide cambio al 35' y Once Caldas pierde a su mejor jugador. Trabajo silencioso, pero era el 19 del equipo ‘blanco’ quien manejaba los hilos del equipo de Manizales. 


Arévalo, haciendo un rol de creador, se asocia nuevamente con Palacios por la banda derecha, sacó un remate que al final fue más un centro, pero nuevamente Millonarios fallaba en volumen ofensivo y la ausencia de un 9 que estaba en el banco se hacía notar cada vez más.


Se acaba la primera mitad, por un lado felicidad absoluta puesto que ese marcador los metía en la pelea y en igualdad de puntos con el 'albiazul', mientras que David González debía buscar la forma de revertir un marcador que no solo lo dejaba mal ante la afición, sino que lo condenaba al perder puntos en casa.


Revolcón en el planteamiento de Millonarios e ingresaron para la segunda parte Falcao Garcia, Jader Valencia y Stiven Vega, por John Cordoba, Luis Marimón y Dewar Victoria. Era el todo o nada para lograr conseguir la hazaña.


A lo que vinimos, vamos, dijeron los cambios, porque a los dos minutos de iniciar el segundo tiempo, Vega gana una disputa en mitad de campo y logra abrir la cancha para Cataño. El 10 filtra el balón, Jader gana con velocidad y, evitando que el balón saliera, saca un centro que es recepcionado por un certero cabezazo de Falcao y el estadio se viene abajo.


Con la fuerte motivación de marcar nuevamente y un estadio que pareciera que se fuera a caer, Falcao Garcia, al minuto 51, tras una seguidilla de pases entre Arévalo y Ruiz, saca un zurdazo al palo superior derecho del arquero y este se va por encima, pero pasando muy cerca e ilusionando al hincha con un empate rápido.


Al 56', Millonarios necesitaba empatar a como dé lugar, pero esta vez el palo sirvió de héroe para el Once y de villano para el azul, ya que en un tiro de esquina y en un cobro en corto, saldría un centro que, en un intento de despejar el balón, el central del equipo ‘blanco’ cabeceó en contra de su propia portería y el rebote terminó en Jader, quien no supo definir.


Con hambre de gol y buscando el desquite por la opción errada, Valencia se asocia con Giraldo, buscando los espacios que deja el adversario y, tras una exquisita asistencia de taco por parte del lateral, Jader logra ganar la posición y en el área rival sacó un disparo que, con más ubicación que potencia y tras golpear a un contrincante, se va al fondo de la red al minuto 60.


Se logró empatar, pero no podía terminar allí y tras un despeje de Ruiz en mitad de cancha, Valencia gana en velocidad y en un choque logra obtener la posesión del balón para asistir a Falcao, quien logra sacar un remate, pero fue atajado por el guardameta Aguirre en el minuto 66.


Tras una gran presentación y desgaste muy valioso en la aspiración de obtener la victoria, Palacios se asocia por su banda y con gran habilidad eludió al rival, logra poner un pase como en la play, el pase de la muerte que es receptado por Cataño, pero desafortunadamente la mandó por encima y se esfumaba la ilusión de una remontada épica. 


Sin dejar de insistir y persistir, en una nueva seguidilla de pases y con volumen ofensivo, Ruiz logra sacar un fuerte remate al palo izquierdo del portero rival; este es desviado por Aguirre y, tras un rebote, Falcao Garcia logra sacar un centro que se va despejado por el rival y se va al tiro de esquina. Más agónico no podría estar el Campín al minuto 78.


Un par de llegadas más al final del partido, pero sin mayor dificultad y queriendo bajar todos los ánimos del encuentro, el juez central da por finalizado el encuentro. Caras largas por ambos bandos, dividiendo honores cuando no se podía empatar, como dice la canción.


Millonarios a lo largo de los cuadrangulares ha desperdiciado opciones muy claras, debajo del arco, y un equipo que quiera salir campeón tiene contundencia, no errores de esa manera. La ilusión sigue y ahora la tarea más que nunca depende de nosotros.


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