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Foto del escritorAzul Total

¡Es hora de soñar!



Ya no importa si Millonarios jugó bien o mal durante el torneo, si es mejor local o visitante, si la reclasificación, si la diferencia de gol, si Russo, si los abonados, si la prensa... Ya la final de la liga dejó de ser un sueño y es más real que nunca; la gloria está ahí, a escasos, pero eternos, 180 minutos que se jugarán a muerte. ¡Es la hora de soñar!

En el camino quedó Amérca, que jugó a muerte los dos partidos de la semifinal. Pero, de visitante, Millonarios dio un golpe a la mesa y se trajo un gol de ventaja del Pascual Guerrero, que sirvió al final como boleto de entrada a la disputa definitiva del campeonato. Millonarios le ganó la llave a un rival histórico que, pese a su paso por la B, sigue siendo uno de los más grandes de Colombia. Apareció la jerarquía que tanto estábamos los hinchas esperando. Se juntaron las ganas, el amor por la camiseta y la efectividad pragmática que tantos puntos le ha dado a este Millonarios. Se vale jugar así.

Ya el balance del semestre para Millos es bueno, pero la estrella 15 sería la culminación de un proceso arduo, difícil y luchado. De menos a más, Miguel Ángel Russo pudo darle identidad y solidez al equipo, ¡y lo metió en la final!, cosa que parecía imposible hace un par de meses.

El juez de última instancia será, nada más y nada menos, que otro rival de primer nivel. Santa Fe, el vecino que en los últimos ha ganado casi todo, y que sueña también con su décima estrella. Final bogotana con pronóstico reservado, porque los clásicos son así. Sobre el papel, el rojo parte con la ventaja relativa de cerrar la llave como local, con su público. Pero tendrá al frente al Millonarios que, de visitante, ha demostrado sacar su mejor fútbol.

Lo cierto es que Bogotá vivirá una semana histórica y en el Campín se enfrentarán los dos mejores del torneo. ¿Quién es el favorito? Ya he leído a varios colegas dándole el favoritismo a Santa Fe, pero ellos mismos le colgaron la estrella a Junior o Nacional desde el principio del torneo, y ya ven lo que ocurrió.

La final será un clásico bogotano de 180 minutos, con dos equipos muy parejos, cada uno con sus propias virtudes y debilidades, y en este tipo de clásicos no hay favoritos, ni dios que ayude, ni estadísticas, ni nada de eso. Como en una pelea de boxeo entre dos titanes, gana el que dé el golpe más letal, en el momento más indicado. Pero soñar es gratis, y me la juego por Millonarios.

Sebastián Silva


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