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La única figura: Ellos, que no paran de alentar



Ellos, los que viajaron más de 5.000km para ver al equipo. Ellos, los que aún sabiendo que no se invirtió para enfrentar la Copa fueron a estar presentes. Ellos, los que por más de 90 minutos siguieron alentando. Ellos, los que sí han estado a la altura de la Libertadores.

Todo comenzó a inicios de abril, por el concierto de Karol G nos quitaron una parte del estadio y las dos barras más grandes de Millonarios estuvieron una al lado de otra. Cantaron, lo mismo. El estadio alentó a una sola voz. Y qué lindo fue.


Una semana después acompañaron al equipo hasta la altura de La Paz. Y en esa misma altura a ellos los ubicaron en la parte más alta del estadio, en lo que sería atrás del arco sur. Fiesta. Carnaval.


Dos semanas después, ahora a finales de abril, fueron hasta Chile. La otra punta del continente. Y ahí estuvieron, como si fuera un partido más en Pereira, Ibagué o Pasto.

Lo vemos tan normal, casi que no sorprende, que a veces no le damos el valor que se merece.


Esta hinchada que alienta y alienta, y que acompaña al equipo hasta la luna, se merece una mejor respuesta. No les están pidiendo más. Ganar, o que por lo menos que dejen la sensación que hicieron todo por la victoria.



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