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Mackalister Silva, jerarquía y corazón en el clásico capitalino

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Millonarios se aferra a una ilusión y lo hace de la mano de su capitán, David Mackalister Silva. En el clásico capitalino, el #14 volvió a guiar al equipo en una noche en la que se negó a quedar eliminado frente a su rival de patio.


En los clásicos no hay lesiones, ni edad, ni cansancio que valga. En los derbis hay corazón, jerarquía y cabeza fría para jugar los minutos finales. Todo eso lo tuvo Macka, siendo el cerebro y el alma del equipo, y además, firmando la asistencia para el gol agónico de Cristian Cañozales, que mantiene con vida a Millonarios.


No fue el partido más vistoso, pero sí uno de carácter: el tipo de partido que Macka sabe jugar. A sus 38 años, sigue siendo el conductor que el equipo necesita y aunque aún está lejos de su mejor versión física, demostró que la jerarquía no se pierde y que la camiseta de Millonarios se defiende con el corazón.


Su regreso ha significado más que fútbol: ha sido recordar lo que representa un jugador con liderazgo y compromiso en medio de la tormenta. Si ante Bucaramanga había sido figura, en el clásico reafirmó que su presencia cambia todo. Su asistencia para el gol fue una muestra de esa mezcla de cabeza y corazón que tantas veces ha salvado a Millonarios.


Durante los 90 minutos también cabe destacar la actuación de Diego Novoa, que respondió con seguridad en los momentos más críticos y sostuvo el arco en cero pese a jugar buena parte del segundo tiempo con un hombre menos. Así como la mención para Cristian Cañozales, que entró enchufado y estuvo en el lugar preciso para marcar el gol del triunfo.


Millonarios recuperó un poco de fe, pero sigue condicionado a ganar los tres partidos restantes para alcanzar la clasificación. El próximo encuentro será frente a Once Caldas, este miércoles en El Campín.

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