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Millonarios no fue menos, pero tampoco alcanzó

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El clásico capitalino dejó poco para celebrar y mucho para reflexionar. Millonarios empató en un partido que no dominó, pero que tampoco sufrió. Y eso, aunque suene mediocre, resume bien lo que hoy es este equipo; un conjunto que compite, que por momentos propone, pero que no define ni tiene cómo cambiar un partido que se empantana.


Hernán Torres intentó sorprender con un doble nueve, una idea que ilusionó por momentos. Giordana y Cabezas Hurtado arrancaron bien, pero a la hora de concretar volvieron a dejar claro que el arco rival les queda muy lejos. La propuesta estaba, el esquema parecía funcional, pero sin gol no hay gloria. Y Millonarios, en este clásico, no tuvo ni filo, ni contundencia.


Lo más frustrante llegó después del minuto 60. Alex Castro y Beckham David, que habían sido los más incisivos, ya no daban más. Pero la mirada al banco fue una condena; Torres no encontró una sola pieza en la que confiar para cambiar el rumbo. Ese vacío de alternativas es tan preocupante como el empate mismo. Porque cuando no hay revulsivos, todo depende de un milagro, o de que el rival se equivoque. Y Santa Fe, sin hacer mucho, tampoco regaló nada.


Lo más rescatable del partido fue la solidez defensiva, que se mostró firme y con criterio. La zaga respondió, y Novoa, sin ser figura, hizo lo suyo para mantener el cero.


El hincha no puede vivir de "intentar", ni de "por momentos". Este equipo necesita resultados, necesita goles, necesita jerarquía. Y sobre todo, necesita un banco que ofrezca soluciones, no solo caras nuevas.


Este clásico no se perdió, pero tampoco se jugó para ganarlo. Y eso, en una temporada como la que vivimos, duele casi igual que una derrota.

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