De la historia del equipo embajador y sobre todo de la época del dorado, siempre nos vienen a nuestra mente los nombres de jugadores como Adolfo Pedernera, Alfredo Di Stefano o Raúl Rossi. Y que decir en la actualidad y para la hinchada joven son los nombres de los campeones del 2012, 2017 o la SuperLiga. Pero la historia o nuestra memoria de hinchas han sido injustas con un jugador que siempre estará en el legado de nuestro club, Alfredo Castillo.
Alfredo Castillo nació en Argentina, exactamente en Mendoza en 1926 y murió también en la misma ciudad 79 años más tarde, en 2005. Ahora se preguntarán el por qué Castillo siempre permanecerá en la historia de nuestro equipo y estos son los motivos para eso.
Hizo parte de la primera formación de Millonarios en su debut, en la actualidad es el goleador histórico del equipo embajador con un total de 133 goles. Sumemos que fue el autor del primer gol de Millonarios en la liga el 15 de agosto de 1948 al Once Deportivo de Manizales, además consiguiendo ser el primer goleador del campeonato colombiano con 31 goles en ese año.
En ese mismo 1948 consiguió dos récords más como fueron convertir 10 goles en dos partidos seguidos, frente a Medellín en un 3-7 el anoto en 6 oportunidades y el siguiente fue contra el Deportes Caldas 7-4 él se reportó en el arco contrario en 4 oportunidades. Alfredo es el jugador con mayor promedio goleador del futbol colombiano con 1.72 goles por partido.
Otros datos que nos deben llenar de orgullo y tenerlo en nuestra memoria son los siguientes, Castillo fue el autor del primer gol olímpico en el futbol profesional en Colombia, y cómo no recordar que en el partido que llevó a Di Stefano al Real Madrid, Castillo anoto el primer gol en el triunfo 4-2 en las bodas de oro del equipo madrileño. Alfredo Castillo solo jugó en un equipo como profesional y fue Millonarios, se retiró en 1957 dejando estos datos para la historia de nuestro equipo y el futbol colombiano.
Por estos motivos es que todos los hinchas del equipo azul de Bogotá le debemos a Castillo traerlo más a nuestras conversaciones cuando hablamos de lo grande que es nuestro equipo y sentirnos orgullosos de él como lo hacemos con Pedernera, Di Stefano o Rossi y no dejar más a nuestro Alfredo Castillo como el ídolo en las sombras.
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