Volvió la memoria futbolística en Millonarios

Recopilando sus buenas presentaciones y su nivel excelso que lo hizo ser ese jugador brillante, sólido y más constante a lo largo del torneo anterior, Nicolás Arévalo tuvo una noche como aquellas que le habíamos visto, pero que desde su error ante Santa Fe, parecía que su situación estaba por opacarse; sin embargo, ayer fue la figura y es un respiro para el equipo.

Recuperando e interceptando todos los balones, filtrando pases de forma clara y destilando toques de magia, ahora marcando su primer gol con Millonarios, el volante marcado con la dorsal número 5 no solo tuvo un partido donde anotó y asistió para la victoria de Millonarios, también vuelve a ser ese jugador que se devora la cancha y somete al rival al error constante.

Un nuevo aire sopló y se sintió en El Campín tras la partida de David González y, línea por línea, la mejoría fue muy notable. Si bien es cierto que Hernán Torres no dirigió, las ganas y los ritmos del partido fueron completamente distintos a lo que se mostró en las seis fechas transcurridas a lo largo de este semestre, incluyendo a nuestro mediocampista.

Vega y del Castillo hicieron un trabajo silencioso, pero que sin duda tuvo mucho que ver en el gran partido que hizo el volante de primera línea. Al tener mayor respaldo en marca y salida, Arévalo supo aprovechar ese ida y vuelta que se le conoce para ser ese falso creador, llevando con unos finos pero muy sutiles hilos conductores los tiempos del encuentro. 

Millonarios, contando con el partido de ayer, disputa 42 puntos en juego de 14 partidos. Ya sumó sus primeros tres puntos y quedan 39 para lograr la épica de clasificar tras el peor arranque en los últimos 20 años, sumando solo un punto de 18 posibles y complicando su participación en las finales decembrinas.

De 39 puntos por jugar, 21 se jugarán en Bogotá y seguro, teniendo esa solidez en el medio de su parte, Millonarios podrá soñar con clasificarse. Hoy estamos en el puesto 19 con un partido menos, pero con la ilusión de que este barco empiece a remar fuerte, a un ritmo constante y, sobre todo, con un capitán que ya supo navegar en estas aguas y salir victorioso ante tanta adversidad.