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Las certezas y las dudas que ha dejado el segundo semestre de Millonarios



El inicio frenético del segundo semestre del campeonato colombiano tiene, al fin, un respiro para Millonarios. Dado el Mundial Femenino Sub-20 que se disputará en Colombia, el equipo de Gamero recién volverá a jugar el próximo 25 de agosto de visita ante Águilas Doradas. El equipo tiene siete puntos de 15 posibles, ha ganado dos veces, pero ha perdido también dos partidos que lastiman la moral de cualquier grupo: uno ante Atlético Nacional, de local, y otro ante el que era el colero de la tabla, Alianza de Valledupar.


Así como lo muestran los resultados del equipo, este semestre Millonarios ha sido una mezcla de verdades y dudas. El que diga que está conforme con lo que está pasando es un mentiroso, pero tampoco llegamos al punto de resignarnos a no pelear en lo alto de la tabla. Y, aunque el torneo recién está empezando, ya estamos dando ventajas que, desde luego, nos harán falta a futuro. No olvidemos que no tenemos, por ahora, copa internacional asegurada y que, si no llegamos a salir campeones, estamos obligados a arañar la fase previa a la Copa Libertadores.


Entre las certezas, puedo decir que los fichajes le han dado un plus de calidad al equipo. Si bien es cierto Radamel Falcao no ha marcado gol, aunque ha estado en posición para hacerlo, no está jugando para nada mal. Se lo nota asociativo y, cuando se acostumbre a que aquí ningún defensa le va a regalar un metro, podrá posicionarse mejor en el momento de pivotear. A veces se lo nota blando frente a los centrales, como si estuviese acostumbrado a otro tipo de arbitraje. Ya llegará su gol. Y no tenemos cara para exigirle nada. El solo hecho de querer vestir esta camiseta es más que suficiente y es un recuerdo que a todos nos quedará de por vida.


Kevin Palacios es un gran extremo, con mucho mejor presente que las apuestas que Millonarios colocó en banda por más de un año. Jhon Emerson Córdoba es un jugador de peso, toma excelentes decisiones y está un cambio arriba en el fútbol colombiano a nivel físico. Charrupi le cambió la cara al medio campo, tiene cinco pulmones y, lo más importante, corazón dentro del campo. Juan José Ramírez ha tenido un puñado de minutos, los suficientes para hacernos emocionar. Welch no tuvo un buen comienzo y no fue parte de la nómina del último partido, pero su pasado reciente en Copa América genera confianza en un futuro a corto plazo.


Sin embargo, todo ello nos muestra que Millonarios es un equipo en plena construcción. Todos esos jugadores nuevos están siendo titulares o primeras opciones de cambio, como en el caso de Daniel Mantilla y Sergio Mosquera. Y cuando cambias medio equipo de un semestre a otro, es esperable que los cables se crucen dentro del campo, al menos en los primeros partidos. Prueba de ello es la manera en que se junta Daniel Giraldo y Macaslister Silva, o Daniel Ruiz con Steven Vega, quienes sí juegan de memoria. El reto en estos 20 días es lograr ese mismo entendimiento con los nuevos.


Preocupa, en términos de vestuario, que Gamero y el juego mismo que ha mostrado el equipo, han llevado a que Millonarios vuelva a su clásico 4-4-1-1, con un solo delantero centro. Eso no sería un problema, sino fuera porque hay tres nueve de peso. Radamel Falcao, pues por que sí. Solo hay que leer el nombre. Leonardo Castro, porque hace dos años que es el mejor jugador del fútbol colombiano. Y Santiago Giordana, por quien el equipo hizo un esfuerzo económico importante para obtener sus derechos deportivos.

 

La paradoja de la lateral izquierda es palpable. El goleador del equipo es Danovis Banguero, con dos tantos, pero no ha podido retomar su nivel de su paso por el Tolima. Y no tiene nada que ver la edad, es el mismo juego propuesto desde la dirección técnica. Se le dificulta asociarse y cuando va al ataque es el blanco favorito de los rivales. De hecho, tal es la incertidumbre en esa posición, que el único canterano que se extraña es Johan Hernández, por quien rogamos se recupere pronto y siga creciendo en esa posición.


Pero quizás lo más preocupante es que Millonarios dejó de ser un equipo que genera peligro. Sus delanteros no quedan en posición de gol, ni sus extremos. Con suerte le damos 4 veces al arco en todo un partido y hemos logrado los puntos con acciones de pelota parada. El día que perdimos ante Alianza, nuestro gol -un golazo- fue de media distancia de Daniel Ruiz. Es curioso, porque Millonarios solía llenar de emoción los encuentros, en cualquier estadio. Y ahora, debo reconocer, bostezo más de lo que celebro. Y ustedes, estoy seguro, también. 

 

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