A las 4:00 P.M. en punto rodó el balón en El Campín. Millonarios salió con Moreno; Perlaza, Llinás, Arias, Bertel; Vega, Larry; Cataño, Mackalister, Ruiz; y Castro. Luis Matorel hizo sonar el silbato mientras que Bogotá recibía una de esas lluvias dignas de la capital.
En los primeros 5 minutos Millonarios alcanzó a tener tres oportunidades claras de gol, pero ninguna entró. Luego el rival se acomodó y empezó a atacar. Cardona hizo el primero de la visita al minuto 28. A partir de ahí Millonarios trató de aprovechar la espalda del rival pero sin resolver de buena manera.
El primer tiempo terminó con un Millonarios que parecía cansado, sin ideas, sufriendo el partido. Iniciaron los últimos 45 y el azul salió con otra actitud. La hinchada, como siempre, empujando, presionando, alentando.
Al 57, luego de un pase perfectamente filtrado de Bertel, Leo Castro tomó el balón, encaró, de un lado tenía a un defensa y de frente al arquero rival. La picó y hubo duda en si la pelota había entrado o no. Y el juez dio el gol. 1-1 y Millonarios se veía cómodo para ganarlo.
10 minutos después Llinás logró recuperar un balón luego de un ataque de la visita. Para el contragolpe sólo se desprendieron Cataño y Castro. El 26 le hizo un pase al 10 que empezó a correr desde mitad de cancha siendo perseguido por Cardona, quien no llegó, nunca llegó. Cataño corrió por cinco, diez, veinte, treinta metros, y sin levantar la cabeza le dio el balón a Castro que quedó de frente al arquero. Y el 23 la mandó a guardar.
2-1 a favor del azul que le dio vuelta al partido con jerarquía, con esa madurez que antes nos faltaba. Faltando 5 minutos para el final del encuentro expulsaron a Cardona. Pero lo importante es que el embajador ganó.
Se vienen tres final seguidas. Millonarios depende de sí mismo para ser campeón de Copa y para lograr una nueva final de Liga.
Este equipo es como el que muchas veces soñamos: con jugadores de la casa y con otros que no lo son pero que se les nota el amor y respeto por la camiseta, con futbolistas maduros y que saben afrontar cada partido pero, sobretodo, con un grupo de amigos que saben que este escudo debe estar presente en todas las finales que dispute. Estamos para grandes cosas.
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